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El Ultrasonido Terapéutico:

 

Ha sido parte de la práctica clínica aproximadamente desde la década de los 50 y todavía su aplicación sigue en vigor. Existen diversos tipos de máquinas de ultrasonido terapéutico, desde pequeños dispositivos portátiles hasta máquinas multi modales que incluyen al ultrasonido como una de las opciones disponibles.

Ondas del Ultrasonido Terapéutico:

Frecuencia: se refiere al número de veces que una partícula experimenta un ciclo completo de compresión/refracción durante 1 segundo.

Longitud de onda: es la distancia que alcanza la onda en un medio en particular. En un tejido promedio, la frecuencia de 1 MHz alcanzará 1,5 mm de profundidad y la frecuencia de 3 MHz alcanzará 0,5 mm de profundidad.

Velocidad: se refiere a la velocidad a la que la onda viaja a través del medio. En una solución salina, la velocidad del ultrasonido terapéutico es de aproximadamente 1500 metros por segundo, comparado con una velocidad de 350 metros por segundo en el aire (las ondas sonoras pueden viajar más rápido en un medio más denso). Se cree que en la mayoría de los tejidos, la velocidad del ultrasonido es similar a la de la solución salina.

Absorción y atenuación del ultrasonido terapéutico:

La absorción de energía del ultrasonido terapéutico sigue un patrón exponencial, es decir, los tejidos superficiales absorben más energía que los tejidos profundos. Para que la energía tenga un efecto debe ser absorbida, por lo tanto esto debe ser considerado en relación con las dosificaciones del ultrasonido para lograr ciertos efectos.

Según Hoogland, la energía del ultrasonido terapéutico (dependiendo del tejido) alcanza aproximadamente las siguientes profundidades:

  • Tejido muscular: 1 MHz = 9 mm; 3 MHz = 3 mm

  • Tejido graso: 1 MHz = 50 mm; 3 MHz = 16,5 mm

  • Tendón: 1 MHz = 6,2 mm; 3 MHz = 2 mm

Como es difícil, si no imposible, conocer el grosor de cada una de estas capas en cada uno de los pacientes, se emplean profundidades promedias para cada frecuencia: 1 MHz = 4 cm; 3 MHz = 2 cm. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que en el entorno clínico, la energía del ultrasonido terapéutico puede alcanzar profundidades significativamente menores.

Como la penetración (o transmisión) del ultrasonido no es la misma en cada tipo de tejido, es evidente que algunos tejidos son capaces de absorber la energía en mayor proporción que otros. Generalmente, los tejidos con alto contenido de proteínas absorben la energía del ultrasonido en mayor medida, por lo tanto, los tejidos con alto contenido de agua y poca cantidad de proteínas absorben poca energía (por ejemplo, sangre y grasa), mientras que los tejidos con un alto contenido de proteínas y baja cantidad de agua absorberán la energía del ultrasonido más eficientemente.

En términos de práctica clínica, los tejidos que absorben más energía son aquellos con alto contenido de colágeno (ligamentos, tendones, fascia, cápsula articular, tejido cicatrizal). La aplicación del ultrasonido terapéutico a los tejidos con una baja capacidad de absorción de energía es menos probable que sea eficaz que la aplicación de la energía en un material de mayor absorción.

Aplicación de ultrasonido terapéutico en relación con la reparación de tejidos:

El proceso de reparación tisular es una cascada compleja de eventos –mediados químicamente– que conducen a la producción de tejido cicatricial, material eficaz para restaurar la continuidad del tejido dañado. Las diversas fases de la reparación tisular pueden ser divididas en: sangrado, inflamación, proliferación y remodelación. Sin embargo, esta división es casi arbitraria en el sentido de que, desde una perspectiva de la anatomía y fisiología tisular estos eventos ocurren de manera continua.

Fase de inflamación:

Durante la fase inflamatoria, el ultrasonido terapéutico tiene un efecto estimulante sobre los mastocitos, plaquetas, macrófagos y glóbulos blancos con funciones fagocíticas. Por ejemplo, en esta fase la aplicación de ultrasonido induce la desgranulación de los mastocitos provocando la liberación de ácido araquidónico, que en sí mismo es un precursor para la síntesis de prostaglandinas y leucotreina –que actúan como mediadores inflamatorios.

Al incrementar la actividad de estas células, la influencia global del ultrasonido terapéutico es ciertamente proinflamatorio en lugar de antiinflamatorio. Sin embargo, el beneficio de este modo de acción no es “aumentar” la respuesta inflamatoria como tal (aunque si se aplica con una intensidad demasiado alta en esta etapa, es un posible resultado), sino más bien actuar como un "optimizador inflamatorio" ya que la respuesta inflamatoria es esencial para la reparación eficaz del tejido y cuanto más eficientemente pueda completarse este proceso, más eficazmente el tejido puede progresar a la siguiente fase (proliferación).

Empleado a una dosis de tratamiento apropiada, con parámetros óptimos de tratamiento (intensidad, pulsación y tiempo), el beneficio del ultrasonido terapéutico es hacer lo más eficiente posible la fase de reparación más temprana, y por lo tanto promover toda la cascada de curación. Para los tejidos en los que hay una reacción inflamatoria, pero en la que no hay reparación, el ultrasonido promueve la resolución normal de los eventos inflamatorios y, por lo tanto, resuelve el “problema”. Naturalmente, esto se logrará más eficazmente en los tejidos densos de colágeno.

Fase de proliferación:

Durante la fase proliferativa (producción de cicatrices), el ultrasonido terapéutico también tiene un efecto estimulante celular en los fibroblastos, las células endoteliales y los miofibroblastos. Estas células están normalmente activas durante la producción de cicatrices, por lo tanto, el ultrasonido es no cambia la fase proliferativa normal, pero maximiza su eficacia produciendo el tejido cicatricial requerido de una manera óptima. Diversos estudios demostraron que dosis bajas de ultrasonido pulsado aumentan la síntesis de proteínas y colágeno.

Fase de remodelación:

Durante la fase de remodelación la cicatriz –un tanto genérica que se produce en las etapas iniciales– es refinada de tal manera que adopta las características funcionales del tejido que se está reparando. Una cicatriz en un ligamento no se convertirá en ligamento, pero se comportará más como un tejido ligamentoso.

Esto se logra mediante una serie de procesos relacionados con la orientación de las fibras de colágeno de la cicatriz en desarrollo y con la transformación del colágeno predominante tipo III a un colágeno de tipo I más dominante. El proceso de remodelación no es ciertamente una fase de corta duración –diversas investigaciones han demostrado que puede durar un año o más– sin embargo, es un componente esencial para obtener una reparación de tejido de calidad.

La aplicación de ultrasonido terapéutico puede influir en la remodelación del tejido cicatricial mejorando la orientación apropiada de las fibras de colágeno recién formadas y también promueve la transformación del colágeno tipo III a tipo I aumentando así la resistencia a la tracción y la movilidad de la cicatriz

Contraindicaciones del ultrasonido terapéutico:

Como todo agente físico y técnica terapéutica, el ultrasonido también tiene sus contraindicaciones las cuales especifico a continuación:

  • Durante el embarazo no aplique ultrasonido cerca del útero.

  • No coloque ultrasonido sobre tejido canceroso.

  • Evite aplicar ultrasonido en tejidos en fase de sangrado o en los cuales podría esperarse esta fase.

  • No coloque ultrasonido sobre anomalías vasculares significativas incluyendo trombosis venosa profunda, embolia y arteriosclerosis severa.

  • Pacientes con hemofilia.

  • Aplicaciones sobre los ojos, sobre el ganglio cervicotorácico, en el área cardíaca en pacientes con enfermedad cardíaca avanzada o con marcapasos, en las gónadas o en las epífisis de crecimiento activas en los niños.

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